Adam y yo nos conocimos en 1991 en Viena. En la década del ‘90 juntos creamos una red de consumidores en Polonia y desde entonces somos amigos. La idea surgió por casualidad – ¿o tal vez fue destino?

Todo empezó en 2015, cuando mi amigo Peter F. y yo tras una larga pausa decidimos comprar una motocicleta otra vez. En una de nuestras excursiones en el abril del mismo año hacia Tulln an der Donau, en la plaza principal de Tulln se me acercaron dos monjas y me dieron una imagen y un llavero de la Virgen. Al dármelo me dijeron que debería llevar la imagen de María en mi cazadora de moto, así la Santa Virgen me protegería en mis excursiones. Entonces me metí la imagen en la chaqueta y me alegré por la bendición recibida. Después de algunas semanas busqué en internet un llavero para motos. Efectivamente estaba buscado un llavero con el patrono de los motociclistas. Desgraciadamente no lo encontré y entonces mi curiosidad aumentó, ¿quién era en realidad el patrono de los motociclistas?

Tras búsquedas exhaustivas descubrí que en el año 1947 el Papa Pío XII concedió a la Bienaventurada Virgen della Creta la orden católica más alta, o sea la “bula papal” y la proclamó oficialmente patrona de los motociclistas. Además, descubrí que en Italia, en un pequeño pueblo llamado Castellazzo Bormida, se encuentra una iglesia dedicada a la Bienaventurada Virgen della Creta, pero que su existencia como patrona sigue desconociéndose. ¿Tal vez fue una señal? En todo caso estaba seguro de que se trataba de una oportunidad que no se podía dejar pasar!

Decididos, en el verano de 2015 mi mujer, un par de amigos y yo fuimos a Italia y visitamos el santuario de la “Madonnina”. La mencionada iglesia de Castellazzo Bormida se encuentra entre Milán y Génova, y de verdad es imprescindible para cualquier motociclista apasionado. La sacristía es decorada por dos motocicletas y por un centenar de cascos que le dan verdaderamente una imagen especial y única. Allí también pudimos conocer al párroco, una persona abierta y cariñosa, quien nos mostró el santuario. Durante una conversación interesante con él recibí el consentimiento para proyectar una colección moderna. Esto puso los cimientos para nuestra idea comercial.

En la primavera de 2016, esta vez también con Adam y su mujer, visitamos de nuevo al párroco en Italia. Le mostramos los primeros bocetos de la gama de productos que tuvo gran resonancia. Con su aprobación escrita y la protección de la marca a través de la iglesia pudimos empezar nuestra producción. Junto con mi querido amigo polaco Adam desde entonces realizamos esta idea de la cual los dos estamos convencidos y entusiastas.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      

Ya desde el comienzo hemos experimentado muchas reacciones positivas de amigos y amigas así como de parte de motociclistas, que nos dieron mucha fuerza para realizar nuestra idea.

Desgraciadamente por razones de salud no siempre me es posible colaborar activamente, pero de todas formas estoy presente con todo el corazón y con gusto me ocupo de la parte creativa.

Saludos cordiales motociclísticos

Wolfgang & Adam